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Carmen con uVe

Nuestra ruta por tierras birmanas. Parte segunda: de lago Inle a Hsipaw


En nuestra primera visita a Myanmar hicimos un bonito recorrido por los principales destinos turísticos como Bagán y el lago Inle, las grandes ciudades como Mandalay y zonas rurales de montaña como los alrededores de Hsipaw.

Fue un viaje lleno de buenas vibraciones y energía positiva que desde Con uVe de Viaje os queremos transmitir a través de una pequeña guía de ruta que sigue nuestros pasos por el país. En ella os hablamos de nuestras impresiones y experiencias e incluimos algunos datos útiles sobre los lugares que visitamos. Esta serie de post no pretende servir de “guía de viaje” sino de inspiración para quien quiera adentrarse en el corazón dorado de Asia.

En la entrada anterior os contábamos nuestro recorrido desde que entramos en Myanmar por la frontera tailandesa hasta el lago Inle, pasando por la antigua capital, Yangón, y por Bagán, uno de los destinos preferidos de los visitantes. En el post de hoy continuamos nuestro viaje por tierras birmanas siguiendo los pasos de los colonos ingleses, montados en el tren atravesando Thazi, Pyin Oo Lwin, el viaducto Goteik y acabando en las montañas de Hsipaw. ¿Nos acompañáis?

Tren del lago Inlé a Thazi

Dejamos el lago Inle con las pilas cargadas tras una semana llena de actividades y lo hicimos en tren, en uno de los trayectos más recomendados en las guías de viaje: del lago Inlé a Thazi. Como viajamos en la época seca, los paisajes no son tan espectaculares ya que la mayor parte de los ríos están secos y los verdes son sustituidos por amarillos y ocres. No obstante, la belleza de este viaje en tren es observar la vida en los andenes. El tren viaja despacio y hace paradas en cada pueblo. Los vendedores ambulantes se agolpan en los andenes para vender flores, frutas y verduras. Las paradas se nos hacen cortas para capturar con nuestras cámaras todas las imágenes.

Info útil

Los trenes en Myanmar son muy, muy baratos. Normalmente tienen dos clases, upper (superior) y lower (inferior). Ninguna de ellas es muy confortable y en ambas hay gente local así que si el viaje es largo lo mejor es viajar en upper. Viviréis una experiencia con los locales de todas formas y vuestra espalda y trasero os lo agradecerán.

Los billetes se compran en la estación de tren y los extranjeros no hacen la cola en taquilla sino que pasan al despacho de la estación. Allí tendréis que presentar el pasaporte para que recojan vuestros datos. El trayecto del lago Inlé a Thazi cuesta 3000 kyats por persona (poco más de dos euros).

Pyin Oo Lwin

Llegamos a Thazi sin saber cómo continuar nuestro viaje, pero pronto conseguimos (con la ayuda de los locales) dar con un autobús que nos llevaría a Pyin Oo Lwin. Llegamos a destino a medianoche y encontramos un agradable hotelito en la calle principal para descansar del largo viaje.

Pyin Oo Lwin no es un destino muy visitado, pero merece la pena pasar un día por aquí y descubrir la herencia de los colonos ingleses. Esta ciudad pasó de ser en el s. XIX un pequeño pueblo de montaña a un centro de recreo para los ingleses que disfrutaban de su clima fresco en las temporadas más calurosas. Herencia de esa época se pueden ver las casas de ladrillo rojizo de los colonos, alguna iglesia y diferentes escuelas, así como la torre del reloj Purcell y sobre todo el Jardín Botánico Nacional de Kandawgyi, fundado en 1915 y en el que se puede pasar al menos un día entero.

Otra de las imágenes típicas de la ciudad son los carruajes de madera tirados por caballos. Cada cochero lo decora a su gusto y se pueden ver todo tipo de diseños. Seguro que no os vais de Pyin Oo Lwin sin la foto de turno.

Info útil

Pyin oo Lwin se encuentra a unos 67 Km de Mandalay. Se puede llegar en bus o en tren desde distintos puntos del país. Nosotros llegamos en bus desde Thazi aunque no fue la opción más económica. Nos alojamos en el Hotel TT, muy agradable, que se encuentra en la calle principal. La habitaciones están recién renovadas, el desayuno está incluido y el personal es muy atento. Nos quedamos dos noches.

Para moverse por la ciudad os recomendamos alquilar una bicicleta. Hay una pequeña tienda que alquila bicis en frente del templo hindú dravidiano regentada por una familia muy agradable de origen indio. Sus antepasados llegaron aquí durante la época colonial como muchos otros indios y nepalíes a trabajar en la construcción del ferrocarril.

Recomendación con uVe: reservad el día para visitar el jardín botánico. Tiene diferentes salas de exposición, un par de pequeños paseos naturales y una torre desde la que se puede ver toda la ciudad. Y si, como a mí, os gustan las mariposas, no os podéis perder la exposición de ejemplares de todo el mundo. Desgraciadamente están disecadas. Aún así, es todo un espectáculo de formas y colores.

Viaducto Goteik

Aunque no somos muy partidarios del hecho de usar los animales para la carga o el transporte, debemos reconocer que al final nos subimos en uno de los carros de Pyin Oo Lywin que nos llevaría a la estación de tren. Allí empezaría el viaje en tren más espectacular de nuestro recorrido por tierras birmanas. No sólo cruzaríamos el Viaducto Goteik sino que disfrutaríamos de unos paisajes montañosos maravillosos y veríamos como se las arreglaron los ingenieros ingleses para salvar el desnivel de las montañas, ya que la red ferroviaria sigue siendo la misma desde su construcción durante la época colonial. Un viaje largo pero intenso que nos llevaría junto a muchos otros viajeros birmanos y occidentales a Hsipaw, el lugar ideal para hacer un trekking por las montañas birmanas.

Info útil

Si vais a hacer este recorrido en tren y queréis tener el mejor sitio para hacer fotos al pasar por el viaducto, no olvidéis pedirle al revisor que os dé el asiento en el lado izquierdo del tren.

Hsipaw

Y después de tantos días de calor, llegamos a Hsipaw con la esperanza de disfrutar de la brisa de la montaña. No fue el caso, y puede que pasásemos aún más calor allí, pero la experiencia fue inolvidable. A veces la vida te da sorpresas y al poco de llegar al hotel, nos encontrarnos con Alex, Matt y Lily, tres franceses con los que ya habíamos compartido aventuras en Myanmar. Poco después, y también en la recepción, nos encontramos con Silvia con quien habíamos pasado unos días increíbles en una isla de Camboya. Allí mismo conocimos a muchos otros viajeros con los que compartiríamos mesa a la hora de la cena y pasaríamos una buena velada.

A la mañana siguiente, nos volveríamos a reunir casi todos para hacer el trekking a Pankam, una pequeña aldea de montaña. La ruta de unos 21 km nos llevaría por diferentes paisajes tropicales guiados por el simpático Moon, con él que nos echaríamos unas cuantas risas y viviríamos alguna que otra anécdota. Aunque debo admitir que lo mejor de la experiencia no fue el trekking en sí, sino poder compartirla con los nuevos amigos y la familia que nos acogió en Pankam. Es importante saber que las montañas birmanas están afectadas por problemas de deforestación que son especialmente visibles en esta época del año.

El segundo día de ruta el recorrido es más corto (12 km) y a mediodía ya estábamos en Hsipaw de vuelta, tras pegarnos un refrescante baño en una bonita catarata cercana al pueblo y probar los noodles de arroz típicos de la zona.

Quien viene a Hsipaw lo hace atraído por la belleza de la naturaleza birmana y los pueblos de las montañas. Sería un pena irse sin vivir una experiencia como la nuestra y descubrir la vida de esta gente cuyos pueblos están aún controlados por la guerrilla. Si tenéis la oportunidad de hacer un trekking de más de una noche, no lo dudéis. Nosotros nos quedamos con ganas de más.

Info útil

Sin duda, la mejor forma de llegar a Hsipaw es en tren. Uno no debe perderse el paso por el viaducto Goteik. También se puede llegar en bus desde distintos puntos del país.

Nosotros nos alojamos en el Red Dragon, un hotel 100% recomendable con habitaciones de tres tarifas diferentes (para todos los bolsillos) y una bonita azotea donde sirven el desayuno (muy abundante e incluido en el precio de la habitación) y donde uno puede subir a tomar una cervecita viendo el atardecer. Los trekking y autobuses se pueden reservar en la recepción del hotel.

Recomendación con uVe: ir a comer al restaurante de sillas pequeñitas que está en la esquina enfrente del hotel. Sus precios son de escándalo y las especialidades locales deliciosas. ¡No os perdáis los rotis birmanos!

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